Tras el tumbo

lunes, 18 de junio de 2007

Vamos a tumbear

Es de intrépidos entrar al mar, sin más ayuda que nuestra propia fuerza física, para tratar de coger la ola más grade y correrla, dejándose deslizar hasta la orilla, evitando tragar agua, y procurando enfrentar con dignidad el torbellino. Sin embargo, muchas veces ello es imposible, porque el mar arremete con tanta fuerza, que te revuelca en el intento y si te descuidas, no sólo puedes terminar desnudo, sin ropa de baño, sino muerto en alguna otra orilla.

Pero qué grato es estar allá, detrás de la última ola, la más grande; a esta que en mi tierra llamamos tumbo y observar el panorama. Dejarse mecer, subir y bajar, teniendo al frente la orilla y a espaldas, la inmensidad del océano. Hay que saber entrar al mar para llegar a ubicarse en tan espléndido lugar, detrás del tumbo. Hay que saber nadar para disfrutar el permanecer allí por el tiempo que se te antoje y las heladas aguas del Pacífico te lo permitan. Dejarse llevar y traer, sin alejarse demasiado, ni acercarse tanto. Conocer el vaivén para salir en la cresta de la mejor ola, sin dar el bochornoso espectáculo de la revolcada, que además puede llegar a ser fatal. Hay que saber nadar y deslizarse, para no dejarse maltratar por la fuerza del océano.

Cómo entrar, como disfrutar y como mantenerse en el basto océano de la información, es lo que pretendo compartir contigo y todos los amigos navegantes que nos vistan en este blog. Nos encontramos frente a un gran tumbo, una gran ola. ¿Sabremos hábilmente sortearla, para disfrutar del apacible océano que se esconde tras ella, o más bien nos toparemos con una muralla infranqueable, que nos deparará más de un susto, mucha agitación y varios litros de agua, antes que podamos osar penetrarla.

Uno de los consejos que incansables nos repiten los experimentados corredores de olas es que no entremos solos. Eso es lo que trataremos de hacer aquí. Si nos avisamos y orientamos los unos a los otros, seguro será más fácil franquear la ola. Juntos será más fácil entrar. Juntos disfrutaremos mejor nuestra permanencia en el inmenso océano.

¡Vamos a tumbear!

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